Había una vez un tipo tan tacaño, que estaba soñando que se estaba tomando un café y se despertó para no pagarlo.
Había un señor tan tacaño que veía la misa por televisión, y cuando venían las limosnas cambiaba el canal.
Entra un señor muy tacaño a una clínica de emergencia, entonces el médico al ver que no podía respirar dice:
¡Rápido la mascarilla!
Y entonces se escucha la voz del paciente:
¡No, la más baratilla!