Estaba un hombre caminando por la playa, de repente alzó los ojos al
cielo y con toda la devoción que pudo, pidió a Dios que le concediera un
deseo. Dios al verlo se apiadó de él.
- Pedid y se os dará - exclamó una voz desde lo alto.
-
Mira Dios, tengo una novia que vive en Madrid, yo vivo en Mallorca y me
cuesta mucho ir a verla, ¿No podrías construirme un puente que una las
islas con la península?
- Eso que me pides, respondió Dios, es un trabajo muy materialista. Tendría que erguir grandes pilares
de hormigón que profanarían mis océanos. Debería emplear cientos de
toneladas de hierro y asfalto, reflexiona hijo mío, pídeme algo que me
honre y glorifique, a lo que el hombre respondió:
El hombre se queda pensado y luego le pregunta:
-
Me he divorciado tres veces, me gustaría tener el don de saber escuchar
a las mujeres, comprenderlas, saber por qué dicen no cuando quieren
decir sí y viceversa, qué quieren decir cuando callan, por qué lloran
sin motivos, ¿Cuál es el secreto para hacer feliz a una sola mujer?
Dios desde lo alto carraspeó y respondió a su deseo con una pregunta:
¿Y de cuántos carriles dices que quieres el puentecito?
¿Y de cuántos carriles dices que quieres el puentecito?